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Pálido Punto Azul 

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Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos
– Eduardo Galeano

La ciencia nos ha permitido soñar con alcanzar las estrellas hasta conseguirlas, y así, superar los obstáculos que impone el mundo a través de las capacidades humanas que permiten lograr lo inimaginable, retos terrenales que conquistan el espacio.
Nuestro Pálido Punto Azul, como llamamos a la Tierra, “es el único mundo conocido que alberga vida hasta ahora (…) se puede visitar otro lugar, pero permanecer en él, aun no”1. En la inmensidad del universo, existe un Pálido Punto Azul donde todos estamos y nuestro único propósito es ser, hacer y dar felicidad al otro. Es mi responsabilidad hacer que este viaje sea feliz individual y colectivamente.
Fue precisamente Carl Sagan, un astrónomo estadounidense que luego de ver las imágenes que tomo la nave espacial Voyager 1, justo cuando la sonda se disponía a abandonar el Sistema Solar en 1990, a una distancia de 6.000 millones de kilómetros2, nombró nuestro planeta tierra como ‘un punto azul pálido’, en ese momento, él hizo una reflexión alrededor de esto, donde demostró que los conflictos que se generan para obtener una fracción de poder sobre un punto en la inmensidad de la nada, termina por ser un absurdo.

En la Tierra tenemos un gran reto, humanizar. Humanizar desde la conciencia colectiva, entendiendo que cuando buscamos el bienestar y la felicidad común, nuestra conciencia individual se fortalece al contar con un entorno donde prevalece la tranquilidad.
Al final, lo que debemos comprender es que “somos una mota de polvo suspendida en el espacio”1.
Tenemos un universo que es superior a nosotros y el lugar que ocupamos en comparación con la inmensidad de lo que nos rodea nos hace vulnerables, frágiles y diminutos. Por eso desde Funmabi trabajamos por la felicidad de las personas en el Pálido Punto Azul.

«Fotografía tomada por el Voyager 1en 1990»